Tu luz debe brillar desde adentro hacia afuera. Trata de manifestar a todos la luz interior que brilla en ti a través de tus actos y de tus palabras de comprensión. Sé para ti mismo tu propia luz, iluminando a todos los que te rodean con tus palabras de consuelo y estímulo, con tu sonrisa de entusiasmo y de coraje, con tu ejemplo de fe y de optimismo.
No pierdas de vista tu filiación divina. Dios es Padre de todas las criaturas y vive en cada uno de sus hijos. Las diferencias raciales y religiosas son apenas pretextos superficiales. Un pequeño gesto, una acción insignificante, pueden mejorar mucho el ambiente en que nos encontramos. Sé el agua benéfica que quita la sed a todos los que atraviesan el desierto de la vida sedientos de amor y cariño.
Ten la certeza de que no te puede suceder nada malo, porque la fuerza divina es tu protección permanente. Recuerda que ningún mal puede alcanzarte, a no ser que tú lo practiques.
- Libro: Minutos de Sabiduría. C. Torres Pastorino. Ediciones Paulinas.
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