lunes, 10 de enero de 2011

Despertar la conciencia

Es urgente que sepamos que la humanidad vive con la conciencia dormida. La gente trabaja soñando, las gente anda por las calles soñando, la gente nace, vive y muere soñando.

Cuando hemos llegado a la conclusión de que todo el mundo vive dormido, comprendemos la necesidad de despertar. Necesitamos el despertar de la conciencia, queremos el despertar de la conciencia.

La gente confunde a la conciencia con la inteligencia o con el intelecto y a la persona muy inteligente o muy intelectual, le dan el calificativo de muy consciente.

Raros, muy raros son los momentos en que la conciencia está despierta; el animal intelectual trabaja, conduce carros, se casa, muere, etc., con la conciencia totalmente dormida y sólo en momentos muy excepcionales despierta.

La vida del ser humano es una vida de sueños, pero él cree que está despierto y jamás admitirá que está soñando, que tiene la conciencia dormida: si alguien llegara a despertar se sentiría espantosamente avergonzado consigo mismo, comprendería de inmediato su payasada, su ridiculez.

Es necesario tomar nota sobre nuestros estados psicológicos diarios, si es que de verdad queremos cambiar definitivamente.

Antes de acostamos conviene que examinemos nuestros hechos ocurridos en el día, las situaciones embarazosas, la carcajada estruendosa y la sonrisa sutil.

Mucho tenemos que eliminar y mucho tenemos que adquirir. Se hace necesario hacer un inventario para saber cuánto nos sobra y cuánto nos falta. Es claro que el yo pluralizado (nuestros defectos) salen sobrando, es algo inútil y perjudicial.

Si queremos dejar de ser máquinas, si queremos despertar conciencia, tener verdadera capacidad de hacer, es urgente empezar por conocernos a sí mismos y luego disolver el yo psicológico (defectos). Cuando el yo pluralizado se disuelve sólo queda de nosotros el ser verdadero.


Un gran hombre después de haberse estudiado a sí mismo descubrió que tenía doce defectos, que le estaban perjudicando. Este hombre dijo: "Así como es imposible cazar doce liebres al mismo tiempo, porque cazador que lo intentara no cazaría ninguna, así también es imposible acabar con mis doce defectos al mismo tiempo".

Este hombre llegó a la conclusión de que sería mejor acabar primero un defecto y luego otro. Decidió dedicarle dos meses a cada defecto.

Cuando el hombre llegó a los 24 meses ya no tenía los defectos, había acabado con los defectos que le impedían llegar al triunfo. El resultado fue maravilloso. Esto hombre se convirtió en el primer ciudadano de los Estados Unidos, su nombre: Benjamín Franklin.

***Libro: Despertar del hombre. Samael Aun Weor***

http://www.samaelgnosis.net/libros/htm/despertar_hombre/capitulo_04.htm


No hay comentarios:

Publicar un comentario