La compensación es una parte necesaria del sendero espiritual. La ley kármica establece que si se toma algo de otra persona, hay que reemplazarlo. Si se ha sido desagradable con alguien, hay que buscar el modo de mostrarse gentil con dicha persona.
La compensación significa que se ha comprendido y aceptado el error propio cometido en la utilización de la energía de Dios y que ahora hay que repararlo. La mejor manera de hacerlo, en la medida de lo posible, es llevando a cabo lo opuesto a aquello que se hizo y que se sabe equivocado.
Casi peor que la acción negativa es la justificación, que puede impedir la expiación y la compensación. El objetivo final es liberarse de estas cargas que no proceden del YO real, y ser íntegros ante vuestro Dios.
Para que se produzca la curación, la compensación no debe nacer como una obligación en el corazón de la persona que cometió la ofensa. El alma necesita de la misericordia y del perdón, pero no puede evolucionar si no experimenta alguna consecuencia en forma de compensación por sus acciones erróneas, lo cual es, a la vez, compensación y restitución.
***Libro: Mensajes desde el retiro de Saint Germain. Sorprendentes revelaciones sobre la vida después de la muerte, el propósito de vivir y el futuro de la Tierra. Patricia Kirmond. Porcia Ediciones***
